lunes, 15 de noviembre de 2010

El viaje al más allá

El viaje al más allá


Los antiguos egipcios imaginaban que debajo del suelo que pisaban había unr mundo subterráneo que llamaban DUAT. Algunas de sus regiones estaban llenas de peligros, como lagos de fuego, serpientes venenosas y verdugos ocultos en infernales pasadizos. Para contrarrestar esos peligros, se utilizaban ensalmos. Muchos de ellos iban escritos en los ataúdes, junto con un mapa del otro mundo. Se plasmaba en un historiado rollo de papiro que nosotros llamamos el Libro de los Muertos. El libro era como un pasaporte para sortear todos los peligros que acechaba al difunto en el Duat. Si el fallecido era capaz de recitar los debidos conjuros, podía viajar sano y salvo. El último riesgo al que debía enfrentarse era un juicio al que era sometido en la Sala de las Dos Verdades, donde se pesaba el corazón para confirmar o no sus respuestas. El papiro orientaba al difunto en la medida de lo posible para que saliera airoso del interrogatorio y llegase por fin a una tierra que era........exactamente igual que Egipto.




Esta es una barca funeraria. Tenían un diseño especial que imitaban al barco empleado por el  dios-sol para su viaje por el Duat.
Las piezas curvas que remataban ambos extremos recuerdan las barcas hechas de tallos de papiro. A popa hay dos remos a modo de timón, manejados por un marinero sentado. El color verde en el costado de la barca (el color de las mieses antes de madurar) simbolizaban la resurrección en el más allá.



sábado, 13 de noviembre de 2010

El ejercito

El ejercito

Egipto era un enclave protegido por la naturaleza: ésta le proporcionaba un río que le daba vida, y más allá el desierto que hacía imposible una invasión, al menos hasta el Imperio Medio cuando las fronteras se revelaron poco seguras y los faraones decidieron actuar en el exterior, luchando por Siria y Canaán, enfrentándose así a otros imperios. Se hizo entonces imprescindible un ejército organizado.


Ramsés II en Qadesh
En el Imperio Antiguo, el ejército se denominaba mesha, cuya traducción viene a ser “agrupación de fuerzas”: y efectivamente, eso era, unos grupos que se reunían en caso de necesidad para apoyar a pequeñas unidades permanentes. Este ejército tenía entre sus funciones la protección de fronteras y del comercio marítimo, pero también la realización de todo tipo de trabajos públicos.
Durante el Primer Periodo Intermedio y a consecuencia de la inestabilidad, los distintos gobernadores crearon ejércitos privados, y comenzó una práctica que se hizo habitual: el empleo de fuerzas mercenarias extranjeras. Ya en el Imperio Nuevo, tras la derrota de los hicsos, la dinastía XVIII comienza una serie de campañas militares y conquistas para las cuales el ejército necesitó una elaborada organización. Los hicsos habían introducido el caballo y el carro de guerra, cuyo uso quedó restringido al faraón y los nobles, y estos cuerpos de élite quedaban encuadrados en Divisiones de infantería, que constituían la principal masa de combatientes. Cada una iba mandada por un general y recibía el nombre de un dios; estaban divididas en batallones y estos en compañías formadas por unos 200 hombres, repartidos en secciones de 50.
En cuanto al armamento, pinturas y relieves nos han dejado testimonio del uso del arco, aljaba para las flechas y cimitarra, así como lanza, y una maza sustituida posteriormente por un hacha. También llevaban puñal al cinto y un escudo de cuero.
Los mandos estaban formados por miembros de familias de cierta categoría, los únicos que podían acceder a la escuela de oficiales y que conseguían prestigio y fama en la batalla, logrando sus ascensos. La tropa tenía la esperanza de conseguir un terreno de 3’25 Ha, sin distinción entre nativos y mercenarios, parcela que podían heredar sus descendientes siempre que entre ellos hubiese un varón apto para enrolarse.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mito de los 365 días

Nut y Geb  
EL MITO DE LOS 365 DÍAS


 El nacimiento de Osiris, dios de la muerte y la resurrección, uno de los principales dioses de la mitología egipcia, cuenta con variadas versiones. Algunas dicen que fue un rey egipcio que sufrió una muerte violenta, pero resucitó y fue adorado como divinidad.
Otra versión nos cuenta que la bella Nut, diosa del cielo, se enamoró perdidamente del dios de la tierra, Geb. Pero su padre Ra, el poderoso dios del sol y gobernador del mundo, no aprobaba esa unión debido a las profecias de un adivino, quien le había asegurado que el niño nacido de ese matrimonio gobernaría la humanidad. Ra no iría a permitir algo semejante, por lo que arrojó una maldición sobre Nut para prohibirle que tenga un niño con Geb en el término de un año de 360 días, ni de día ni de noche.
Desesperada, Nut le pidió ayuda a su astuto amigo Thot que tramó un plan para satisfacer a Nut sin necesidad de desobedecer al gran soberano Ra. Thot se reunió con la diosa de la luna y la retó a un juego, en el que la diosa apostó un poco de su luz, la decimoséptima parte de sus iluminaciones, y las perdió.

Es por eso que la luz de la luna es más débil en ciertos periodos, y de ese modo Thot creó cinco días más que agregó al año, que por entonces, solo tenía 360. Esos cinco días no pertenecían a ningún mes y tampoco a ningún año, lo que le permitió a Nut tener a sus hijos sin transgredir las órdenes de su padre. Así nació primero Osiris, el segundo fue Horus, el tercero Set, el cuarto Isis y por último fue Neftis.
Otra leyenda dice que Nut era la esposa de Ra, quien decretó que no pudiera tener hijos por haberle sido infiel con Get. Pero Nut era también amante de Thot, quien consiguió aumentar el año egipcio a 365 días. Osiris nació el día primero de estos cinco y luego sus cuatro hermanos.
Con el tiempo, Osiris desposó a su hermana Isis. En todas las versiones, en cuanto Osiris nació, se dice que una voz exclamó: “¡El Rey de todos ha nacido!”. Osiris se convirtió en un gran rey que colaboró mucho con su pueblo, enseñando cómo trabajar la tierra, criar animales, realizar leyes y adorar a los dioses, convirtiendo a Egipto en una grande y poderosa nación.